9 cosas que siempre quise escribir sobre la davis y nunca me animé a postear
La gran incógnita, si es que puede llamarse incógnita a la especulación sobre la que se montó el periodismo deportivo en la última semana para tener qué escribir, es si Argentina puede ganarle a Croacia la serie. Y como incógnita es bastante pelotuda. Porque la respuesta es obvia: sí. Que va a ser una serie difícil, le pongo la firma. Que probablemente se defina el domingo, le pongo la firma. Pero ese de que el rival es el peor que nos podría llegar a tocar, no. Y eso de que la superficie es imposible, tampoco.
Seamos racionales. El equipo argentino cuenta con un jugador que, si se despierta tres días seguidos de buen humor, puede ganar la serie el sólo. Que sobre la temida carpeta sintética tiene dos títulos, dos finales y una semi, todos estos resultados –con excepción del título de Shangai, el año pasado- en Basilea, en una pista, según el mismo Nalbandian, muy similar a la que veremos a partir de mañana en Zagreb.
Pero no todo lo que brilla es unquillense, y a Nalbandian lo va a secundar, los tres días –o al menos en principio viernes y sábado-, Agustín Calleri, un jugador con buenos resultados y buen tenis las últimas semanas, y que ya demostró que jugando por Copa Davis se motiva extra. No por nada es el jugador con más presencias jugando por la ensaladera en este equipo, que desde su debut en 2000 sólo faltó en la temporada 2002, y que cuando se lo necesita, rinde. Sino recordemos lo que pasó en aquella semifinal del 2003, contra España en Málaga, cuando entró en el equipo a último momento por la ausencia de Coria y de Nalbandian y terminó ganando dos partidos históricos y dejando a la Argentina al borde de la final. Junto a Lucas Arnold venció a la pareja española conformada por Alex Corretja y Albert Costa en 4 sets. Y el domingo se despachó a Juan Carlos Ferrero, por entonces número uno del mundo, con un lapidario 6-4 7-5 6-1. Si a eso le sumamos que es el jugador argentino que puede capitalizar mejor la velocidad de la pista con su saque, no me extrañaría que le de más de un dolor de cabeza a los croatas.
Calleri v. Ljubicic, será, entonces, el primer partido, mañana a las 8. Las claves:
-el saque de Ljubicic: si el croata se mantiene con el nivel de primeros saques que mostró la semana pasada en Miami, va a ser muy difícil quebrarle.
-el saque de Calleri: como ya dije, es el argentino con mejor saque y deberá capitalizar esta virtud. Ante un jugador a quien es tan difícil quebrarle el saque, es esencial no dar muchas chances de quiebre. Así fue en el primer set del partido de la semana pasada.
-oportunismo: por el mismo motivo que antes –y sí, todo gira en torno al saque de Ljubo- Calleri deberá jugar con frialdad los puntos clave, sean break points a favor o en contra y en los tie breaks.
- el físico: ambos acusaron molestias en los últimos días. Hasta qué punto son reales o forman parte de circo mediático, habrá que verlo. Pero teniendo en cuenta que ambos capitanes decidieron, a priori, enfrentar la serie utilizando dos jugadores para los tres días, el desgaste puede llegar a ser un factor definitorio el domingo.
Nalbandian v. Ancic, disputarán el segundo punto. Y aquí, como vimos en Miami, la cuestión pasará por qué le dejará hacer el argentino al croata. Si Nalbandian juega como jugó aquella vez, no hay partido. Una eventual victoria de Calleri en el primer punto puede perjudicar a Ancic, transformando el apoyo del público en presión extra.
El dobles: hay en esta copa dos parejas de dobles contra las que nadie quiere jugar: los yanquis y los croatas. Cuando se enfrentaron, el año pasado, ganaron los europeos. En Estados Unidos. Lo cual da una dimensión de cuál es el punto más fuerte de un equipo fortísimo. De todas formas, fresca están en la memoria la épica victoria de Arnold y Nalbandian v. Safin y Kafelnikov –que, personalmente, me daban más miedo que siete croatas juntos- en la carpeta moscovita.
Es probable, digámoslo, que el domingo la serie esté 2 a 1 a favor de los croatas, por lo que la cosa se definiría en los partidos Nalbandian v. Ljubicic y Calleri v. Ancic. Ambos partidos son ganables. Y ambos, por supuesto, pueden perderse. Pero lo cierto es que una desventaja de un punto luego del dobles no es el fin de nada, sino que, al contrario, debe estar en los planes de Mancini.
Las otras series:
- Australia, de local contra Belarús, es más bien Hewitt v. Hrbaty. Y aunque venga más bien flojo, el limón tiene algunas monedas más que el topo.
- Francia v. Rusia, en París, carpeta, es la serie más cerrada de las cuatro: pronóstico abierto.
- Estados Unidos puso césped para recibir a Chile, y debería masacrarlo. Se me hace que Roddick, Blake y los Bryan Bros. van a ser demasiado para los olímpicos. De todas formas, si le hacemos caso a las estadísticas y las anécdotas, aún habría lugar para la sorpresa. Hace 4 años, Pete Sampras enfrentaba a Alex Corretja, de local y sobre césped. Fue el último partido de Pistol Pete por Copa Davis y, hasta mañana, el último en que los yanquis ejercieron de locales jugando en grass. Volvamos: Sampras, siete veces ganador de Wimbledon, contra Corretja, un tipo al que le sentaba tan mal el césped que sólo fue a jugar a la catedral en tres ocasiones –recordemos que fue profesional durante 14 años- y nunca superó segunda rueda. Ganó el español, en 5 sets.
Otro resultado sorpresivo sobre césped se dio en la final del 2001, cuando Australia le puso verde a los franceses, pero una espectacular actuación de Nicolás Escudé le dio el título a los franceses. Y hablando de canguros, ni hace falta mencionar la sorpresa que se llevaron, también sobre la más antigua de las superficies, en junio del año pasado.
The future is near: si Argentina supera esta serie estaría, virtualmente, en la final. Es que las semis se disputarían en Buenos Aires y contra Australia o Belarús, dos equipos que, sobre polvo de ladrillo, no tienen mayores chances. ¿Y después? Cuatro rivales:
- Francia: de visitante. La superficie es un misterio: probablemente carpeta, pero podrían poner toda la carne al asador y mandarnos a jugar en Roland Garros. Jugador por jugador, Argentina es más que el atado de amaggos fgganceses. Pero hay pocos países con la mística copera de los galos, y eso deja la hipótesis abierta.
- Rusia: de visitante, y sobre carpeta. El ruso es un equipo que a priori mete miedo: Davydenko, Youzhny, Safín, Turnusov. Pero después pensamos que Davydenko es un vendehumo, que Youzhny nunca terminó de explotar, que Marat ya no es lo que era y que –lamentablemente- está cada vez más lejos de volver a serlo y que Turnusov es un pibe y que si le ganamos a Croacia, es difícil que "éstos" nos metan miedo.
- Estados Unidos: de local. Un equipo duro, con dos top ten y los námber uan del ránquin de dobles. Pero sobre polvo de ladrillo, y en Buenos Aires, la balanza se inclina bastante para el sur. Hoy en día hay sólo dos equipos que podrían, nótese el condicional, ganar una serie acá: España –con Nadal- y Suiza, digo Federer.
- Chile: de local. Sanze parole.